Un poquito de todo.

Tres cosas a anunciar en este soleado y ventado día en el que por suerte no se me ha ocurrido ponerme falda:

1. Los ferrocarriles ya se parecen a la mierda Renfe

Vale, si, llegaba tarde a la Universidad y me daba el tiempo justito de llegar a la segunda hora, pero lo que no es normal es que al Ferrocarril en el que iba se le cruzaran los cables (o en su defecto se le cruzaran al maquinista) y decidiera, en la parada de Sarrià, dar media vuelta y volver hacia Plaza Catalunya. Yo sospeché algo raro cuando vi al maquinista pasar por delante de mi vagón después de estarnos diez minutos parados, pero cuando vi que íbamos en dirección contraria comprendí que los de dirección habían pensado que salía mas a cuenta que las tres personas que había en cada vagón cogieran otro tren hacia Sabadell que no aceptar la cruda realidad de que los estudiantes prefieren quedarse en casa estudiando y que no van a volver a llenar un vagón del S55 hasta el próximo Octubre.
Y si, el Ferrocarril volvió tan campante hacia la parada de orígen e incluso se cambió el cartel de S55 por el de S no se cuantos. Como nunca me había pasado algo parecido me quedé diez minutos en estado de choc hasta que decidí bajarme y coger el siguiente tren hasta Sabadell...pero con tan mala pata que me he bajado en la parad de Las Tres Torres, en la que sólo para un tren de cada cien.
Así que nada, he decido volver hacia casa y pensar que mañana será otro día en el que no cogeré ningún tren dirección Autónoma.



2. Cruzada contra el moreno

Dice mi madre que lo que me pasa es preocupante y que no es normal que viviendo al lado de la playa sólo haya ido un día a tostarme. Mi problema? Que me aburro estando estirada sin hacer nada, con dolor en los ojos por el sol y achicharrándome como un pollo porque el agua aún está demasiado fría o porque no hay ganas de meterse por la presencia de ciertos objetos flotantes en el agua. En otra entrada ya expliqué mi manía por las cremas Auto-Bronceadoras, pero ahora mismo estoy por pasarme al lado oscuro en vez de perder el tiempo estirada en una toalla cuando tengo taaaanto y taaaanto para estudiar.
Así que ante mi visión utilitarista de no perder el tiempo en cosas inútiles he decidido no volver a la playa. O al menos hasta que acabé harta de tanto estudiar y necesite desesperadamente hacer algo aburrido.


3. (I que no viene a cuento.) Os presento a mi nuevo bolso



Dicen que las mujeres somos amantes de los bolsos y de los zapatos (Y los hombres de los "gadgets", aunque siempre hay disidentes). Yo no opinaba lo mismo hace año y medio, usaba un bolso de esos cutriformes deshilachados y me reía de una amiga mía que tenia 22 bolsos, hasta que empecé a trabajar en mi ex tienda. Entonces empecé a estar rodeada de bolsos bonitos (y muy caros) y zapatos preciosos que para pagarlos necesitaría pedir préstamos, y me convertí en una especie de fetichista (y bolchista) que cuando ve un bolso bonito en un aparador se pone a babear. Éste último es un regalo de una amiga de Madrid y aunque pueda parecer grande lo cierto es que sólo me cabe mi monedero (muy grande), el móvil (Sr. Toxaco) y las llaves (que abultan mucho por el hecho de llevar 10 llaveros encima). El bolso además incluye, en un lateral, una especie de llavero con una pequeña bolsita al final y que ni yo ni nadie hasta día de hoy a sabido decir para que sirve a parte de para ser un despropósito que aumenta el precio del bolso.



Bueno, en realidad salió una propuesta de un tio que se nos acopló conocimos en el Metro, y que consistía en decir que sería útil para llevar las pastis (y no precisamente de Ibuprofeno), algo que mi amiga apolló al considerar que ese tipo de bolsos son los que llevan famosas como Kate Moss. Yo de momento sólo tengo miedo de que me lo roben en el metro, que últimamente con lo dormida que voy me vana a robar hasta la xapita del cinturón y ni me enteraré.