12 de febrero de 2007

Sakura-Ya



A lo largo de mi vida he pasado por muchas etapas:
La del pelo corto, la del pelo lila, la del pelo medio rubio oxigenado, la de ir en bici a todos lados (que dejé de practicar a raíz del cambio climático, i si queréis comprobadlo vosotros mismos intentando llegar a vuestro destino sin parecer un pollo sudao, en primavera a las seis de la tarde), la de Soy guai y por eso no llevo mochila sino que llevo los libros y la carpeta (de 115 kg) en la mano (con la consiguiente contractura muscular que eso supone). Eso solo puede hacerse en la universidad y haciendo limpiezas de apuntes cada dos días para no acumular lo equivalente a dos metros de hojas. La de I Love Starbucks, que hoy día aun sigue aunque con menos intensidad ya que he reprobao todas las combinaciones bebibles i por beber existentes en ese plafón que cambia cada temporada, así como todos los muffins/pasteles varios (y caros)), y la etapa que actualmente està haciendo dinamitar mi economia (ya bastante disminuida por la de I Love S anterior):
La comida japonesa.

Eso de comer con palillos siempre ha sido guai de cara al exterior (los demás te ven como cosmopolita y amante de culturas ajenas), cuando aprendes a utilizarlos claro. En tus primero andares en este tipo de comida siempre hay la típica escena de Sushi-en-el-suelo, Solo-cojo-un-grano-de-arroz-por-vez o Sashimi-a-la-mierda, i las miradas de reojo al compañero de al lado para descubrir como coger unos palillos decentemente, hasta que desistes y acabas pidiendo en voz baja un cuchillo y un tenedor, con la despectiva mirada del camarero que eso conlleva, el qual tiene un master en Posicion de Palillos y puede comerse el arroz tres delicias en 4 palillazos (cuando tu media es de cien).
Hay que decir que despues de pasar por casi todos los restaurantes japoneses que he visto (y que no cobraban 50 euros por Sushi) y que en el Buffet giratorio de al lado de mi casa me hicieran el carnet VIP, he cogido una maestria palillar bastante destacable, y hoy dia soy capaz de comerme una porcion de Sushi tamaño gigante sin tirarme nada por encima e incluso meter una esquinita del rollo en el bol de salsa de soja con gengibre sin que resbale y caiga en el bol de salsa, la cual cosa provoca caras variopintas al intentar disimular al exterior que eso sabe a la sopa que te salió amarga de la semana pasada (aunque sigo sin poderme comer el arroz tres delicias con 4 palillazos).
El pasado martes, después de No hacer el examen de mates, me dispuse a volver a mi casa para mentalizarme a estudiar introduccion a la economia (examen que tengo mañana. Y aquí estoy yo blogueando. Veo que mis notas este quatrimestre van a ir bien). El problema esque el hecho de haver dormido esa noche lo equivalente a dos horas provocó que mi cuerpo no estuviera en buen estado para aguantar un viaje en Ferrocarriles sentada al reves de la marcha, leyendo un diario y encima comiendome una mandarina, así que a la altura del Peu del funicular empecé a sentir la misma sensación que uno siente cuando va por una carretera del pirineo en un coche que conduce tu tio (que se salto las clases de Prudencia al volante) y habiendo acabado de comer un entrecot poco hecho. Así que decidí bajarme a que me diera el aire y una vez allí decidí ir a hacer turismo por esos barrios. Empecé a bajar por esas carreteras construidas a ojo i sin un plan decente de urbanización y cuando ya empezaba a desistir y estaba a punto de coger un autobus lo encontre…
Un Starbucks nuevecito con sillones disponibles y muuuchos diarios que leer. Entré, cogí un té de melocoton y el sandwich de pavo en pan de arandanos y me espachurré en un sillon.
Acabada mi sesion de relajación a cargo de la Miss cafeteria te cobro 6 euros por té i bocata, descubrí que estaba delante de la Illa Diagonal, donde se encuentra una sucursal de la zapateria donde yo trabajo (tengo el hobbie de ir por las diferentes zapaterias haver si encuentro un zapato molon que no esté en la mia).
Descubrí que a parte de que se puede encabir una tienda de zapatos en 10 metros cuadrados, en la planta
-1 del centro comercial hay la zona de El rebost, donde hay variopintos estaurante, en el que se encontraba uno japonés. Pero no de esos estilo occidental no, sino los de tipo barra donde delante de ti no hay mas que una paret, con lo que a primera vista recelas por eso de sentirte un poco claustrofobico y con la sensacion de estar haciendo una solicitud en una Administracion publica delante de una ventanilla mas que comiendo.
Pero resulta que no, que eso de la barra es un gran invento y al cabo de cinco minutos ya te has acostumbrado a que cada vez que miras al frete te encontraras con el estampado de la raxola de enfrente tuyo y no (por suerte) con la mirada de alguna persona de otra mesa que intenta averiguar como se cogen los palillos.
El restaurante se llama SAKURA-YA, Barra Japonesa, y lo recomiendo fervientemente, no sólo por el ambiente Barra sino porque aparte de ir rápido y no ser muy caro, el sushi de queso fresco y mango supera cualquier cosilla japonesa probada anteriormente.
Un Restaurante Japonés como Ukemochi manda.

3 comentarios:

JB dijo...

Pues fíjate tú que aún no he comido nunca con palillos. Y mira que es algo que tengo ganas de hacer algún día... bueno, más que hacer, intentarlo, supongo que sin mucho éxito...

Anónimo dijo...

Nena no se como decirtelo pero al igual me leo el peazo trozo ese de texto joder si me leido el primer parrafo pero es ke ya lo he vivido contigo como la mayoria de las cosas jajajajajaj muahahahahahaha qe mal suena la gente preguntara jajajajaja.

Weno pekeña mañana ire en plan paki a tu casa con una rosa y te dire son diez mil jajajajajaja un besazo te kiero princesica pfeliz dia de sant valentin ( qe aso de paso hecho mas leña al fuego )

Anónimo dijo...

Nada, a practicar en casa con los macarrones, como hacia yo de pequeña (y mi madre subiendose por las paredes y diciendome que comiera como las personas) :D